No basta con vivir el ahora, ni con saber que el ahora es todo lo que existe, es preciso comprenderlo y explicarlo. No pretendo desarrollar una nueva teoría sobre la Vida, el Universo o el Todo. Dejo eso para los que dicen que saben, los especialistas, profesores, filósofos, maestros, iluminados. Soy solo un poeta que, con toda sencillez, les invita a iniciar una investigación sobre el movimiento que, revolución completamente distinta a todas las conocidas, comienza con el darse cuenta de la importancia que tiene el comprender el ahora.

Religión y religiones

Las religiones organizadas hacen de Dios una idea. A continuación estructuran su lenguaje y su discurso alrededor de esta idea.
Los místicos, sin embargo, hablan de vivenciar lo sagrado. Explicarlo de manera adecuada parece ser una actividad, al que unos más otros menos, no le dan demasiada importancia. La pereza, el miedo a las represalias, la negligencia, la conveniencia hace que transformen su vivencia en experiencia y que sus descripciones se encuadren en el lenguaje doctrinal, estructurado de las organizaciones religiosas en que viven. Pero, ¿a qué pueden llamar su vivencia de Dios sino a la vivencia del ahora? Puede que intenten camuflarlo recurriendo a la tradición, a los escritos sagrados, a las palabras del maestro fundador, pero si realmente han visto eso, si realmente han vivido y sido ahora… por qué siguen hablando de Dios.
El ahora contiene toda la energía (que es atención), toda la materia (para nosotros el cuerpo, el mundo), toda la mente (las relaciones o razón), toda la conciencia (su contenido).  Místico es el que percibe, es, vive, comprende el ahora. No hay nada cerrado, arcano, oscuro en ello, aunque la palabra mística, signifique etimológicamente eso. Oscura es la manera de expresarlo, quizá por la dificultad de decir algo que se resiste a ser puesto en palabras, de describir algo donde ya no hay pensamiento ni, por lo tanto, lenguaje. Históricamente, por la necesidad de protegerse frente a los fundamentalismos religiosos que suelen dominar las religiones organizadas,
se puede concebir a Dios como principio o causa primera o como Todo que incluye a este principio. Según la primera de estas concepciones, Dios no es exactamente Todo, a no ser que hagamos malabarismos lingüísticos para explicar como el principio es causa y todo. Según la segunda, Dios es Todo y por lo tanto incluye su principio.
A mi modo de ver ninguna de las dos concepciones aclara demasiado acerca de la idea de Dios. Es como dejarnos con la miel en los labios: después de prometernos la comprensión de lo más importante nos dicen: lo siento, no puede ser comprendido. Decir causa primera o Todo ¿es eso importante? ¿es significativo para mi vida? Ah, pero se realiza, se encarna en el hombre. Bueno, esto lo cambia todo… solo que o te crees el cuento, porque no deja de ser un cuento narrado por los creyentes del cuento, o no te lo crees. Lo que parece más cuerdo, más razonable. Y así andas, perdido.
Todo cambia al darte cuenta de que a pesar de todas las teorías que podamos elaborar con respecto a la Vida, Dios, Todo… lo único que tenemos es el momento presente. Sea lo que sea todo es ahora. Incluso lo que no es ahora, el futuro, el pasado es ahora. El darte cuenta de esto te da una tremenda energía. Ya no necesitas más a los intérpretes, a los maestros, a los sacerdotes. El no saber te da esa tremenda energía. Pero esto es todavía muy poco. Algo te lleva a preguntarte: ¿qué es exactamente esta cosa? Decir que es energía no te satisface, decir que es Dios no te satisface. Ves ahí la acción de la idea, de lo ya conocido, del pensamiento. Ves que eso está más allá del pensamiento porque cuando eres ahora el pensamiento calla. No es algo mecánico, algo que se repite a sí mismo sino que cambia de instante en instante, se mueve, es algo vivo, es inteligencia operando sin un centro. El centro significa una vuelta al yo como centro de la conciencia que observa. Y piensas: quizá Dios es esa inteligencia. A partir de ahí, al comparar eso con la inteligencia humana, que es todo lo que conocemos, es fácil darle apariencia humana, representarlo con barba sentado en su trono o blandiendo un rayo. Sin embargo, a nada es comparable o solo es comparable por las palabras que utilizamos para describirlo.
Hemos dicho que es inteligencia porque percibimos belleza, orden, armonía en todo, hemos dicho energía porque se mueve, no es estático ni mecánico, está vivo… pero no es la inteligencia, la energía que conocemos o podemos conocer. Esa inteligencia, esa energía solo es cuando yo no soy. Por tanto, me falta un término para la comparación.

La idea de Dios puede ser solo una convención que utilizan los místicos para referirse a esa energía, a esa inteligencia… pero a pesar de la convención eso es evidentemente mucho más que la causa primera o el todo.

Además está el problema del pensamiento como parte del todo. ¿Es el pensamiento energía degradada, ya que está basada en la contradicción y el conflicto, de aquella otra energía? ¿No hay una escisión entre la inteligencia y el pensamiento, entre el ahora y el tiempo? ¿Es la ignorancia parte de la inteligencia? ¿No se trata de dos movimientos totalmente distintos, aunque no opuestos?
Dicho en palabras tradicionales: si Dios es la inteligencia, Dios no es el Todo. Y entonces Dios tiene un problema con nosotros, algo se le escapa. Una parte de su creación le ha dado la espalda. Y no gracias al libre albedrío, sino a la ignorancia. El hombre no es causante de sus males, es su ignorancia. Pero ¿no es responsable de su ignorancia al confundir el conocimiento con la sabiduría fruto de la inteligencia, al perseguir la sabiduría a través del conocimiento?
Dios no ayuda, ya que no puede ser sino la idea de una causa primera o de Todo. Por eso el místico para expresar el ahora no tiene más remedio que dejar a un lado el lenguaje de las religiones organizadas, tiene que dejar a un lado la tradición, tiene que quedarse solo.

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