No basta con vivir el ahora, ni con saber que el ahora es todo lo que existe, es preciso comprenderlo y explicarlo. No pretendo desarrollar una nueva teoría sobre la Vida, el Universo o el Todo. Dejo eso para los que dicen que saben, los especialistas, profesores, filósofos, maestros, iluminados. Soy solo un poeta que, con toda sencillez, les invita a iniciar una investigación sobre el movimiento que, revolución completamente distinta a todas las conocidas, comienza con el darse cuenta de la importancia que tiene el comprender el ahora.

Aislamiento y soledad

El escritor observaba que en literatura había, por un lado, los profesionales, por otro, los aficionados.
Le había confundido durante mucho tiempo su criterio equivocado de profesionalidad. Profesional no es el escritor que publica, ni el que tiene éxito, ni el reconocido por las diversas instituciones que se dedican a eso (ya sean críticos, editores u organismos oficiales). Nadie tiene que decidir si eres un profesional o no, ni siquiera tú, aunque solo tú sabes el grado de madurez adquirido en el oficio. Siempre y cuando te conviertas en un implacable lector crítico de tu propia obra.
Hay escritores que publican en cuanto paren un primer borrador (se les descubre enseguida por la imprecisión de lo que dicen, por el descuido no intencionado en la forma de decirlo) y otros que pulen y pulen obsesivamente (se les descubre porque al final destruyen la espontaneidad primera del creador y acaban por no dicen nada). Nuestro escritor había sido de estos últimos hasta que decidió abrir su estudio al público, airear en Internet su laboratorio secreto
así como las circunstancias de los momentos de la escritura, mostrar su obra como algo provisional, siempre en proceso, nunca terminada. Su intención: ser un profesional sin perder la espontaneidad del aficionado a través de la interacción con los lectores en el mismo proceso solipsista de la expresión. Evidentemente, eso no basta para no perder la frescura del ahora en el instante de la escritura.
¿Quién escribe realmente? ¿Soy yo, desde mis conocimientos, mis recuerdos, mis condicionamientos o el momento de la expresión es un acto creador en el ahora y, por tanto, no hay yo que escriba?
Ahora veía que había estado completamente aislado porque confundió aislamiento con soledad. El escritor está solo si es un creador, un poeta (poeta no es el que escribe versos, poeta, del griego poíēsis, significa creador). Ni el editor, ni el agente literario, ni el público deben estar presentes en el proceso de la creación
(que abarca todos y cada uno de los momentos: desde el primer borrador y la corrección hasta la obra acabada y la edición) condicionando el resultado. Ni siquiera tiene que estar presente el escritor prejuzgando, proyectando su sistema de valores como la verdad, si es un poeta, un creador y no un mero propagandista al servicio de una ideología o un productor de objetos para el consumo.
Estar solo (con la misma raíz que sólido, solidario) significa ser ahora, es decir, solidario con lo otro (lo que no eres tú, tú eres tu conciencia y tu conciencia es conocimiento, memoria, pasado) y, a través de lo otro con los otros. El poeta es el que está abierto al descubrimiento, a la revelación del ahora y se debe a la vida, no a las ideas o al mercado.

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